«¿será este un punto de inflexión en el acuerdo entre Europa y EEUU con su Privacy Shield aun en activo?»

 

Hoy, día 28 de enero es el Día Europeo de la Protección de Datos, y desde Safety Iuris queremos aprovechar para enlazar este acontecimiento con una noticia reciente: “La empresa americana Clearview vende miles de millones de fotos de redes sociales a empresas y agencias de seguridad”.

 

La empresa, prácticamente desconocida, ha recolectado y clasificado más de 3.000 millones de fotos y nombres de toda la red por medio de su software de reconocimiento fácil y ahora varias agencias de seguridad y cuerpos de policía la usan en EE.UU. para identificar rostros sospechosos.

 

Como todos sabemos, la batalla por la privacidad y el control de nuestros datos personales es uno de los grandes retos de la nueva década, con un recién estrenado RGPD unificador de las medidas y políticas relativas a la protección de datos personales en los países miembros de la UE, así como para los países no miembros que quieran tener una relación reglada con estos.

 

En este sentido, el gran problema lo representan esas grandes compañías foráneas a la Unión Europea empleadoras de técnicas agresivas para con la privacidad de los usuarios y con capacidad económica suficiente como para hacer frente a las elevadas sanciones que se les imponen (Google, Facebook, Amazon, etc.).

 

 

CUIDADO CON LAS REDES SOCIALES

 

En especial, el auge de las redes sociales y el generalizado comportamiento de compartir momentos de nuestra vida privada de forma pública en la red nos ha hecho enormemente vulnerables, sobre todo con la utilización de este tipo de software, lo cual nos lleva ya no a intentar proteger nuestra privacidad, que en parte nosotros mismos hemos destruido, si no a intentar recuperar el control de parte de la misma, que a día de hoy ostentan las grandes compañías tecnológicas.

 

La protección de datos en redes sociales se ha desarrollado con la nueva legislación y podemos decir que, hoy, el usuario “tiene la capacidad” de limitar el tratamiento de sus datos en este ámbito, o al menos sobre el papel, pero la realidad es que cuando abrimos un perfil en una red social asumimos las que podrían considerarse como «consecuencias lógicas» de formar parte de la misma, esto es, la exposición pública de la parte de nuestra vida que decidamos compartir y la interacción con nuestra red de contactos, así como terceros que puedan llegar a acceder a esta. Pero, ¿hasta dónde puede llegar esa “asunción de consecuencias”? ¿equivale la exposición pública que deliberada, manifiesta y conscientemente hacemos de nuestros datos personales a un consentimiento expreso para su utilización por terceros?

 

La respuesta es clara, NO!.

 

Como ya hemos explicado en artículos anteriores, tanto la legislación de protección de datos como la de protección del derecho al honor, intimidad y propia imagen exigen un  consentimiento expreso para tratar datos personales y para considerar que una intromisión en el honor o intimidad de una persona no es ilegítima.

 

La finalidad de una cuenta abierta en redes sociales es la comunicación de su titular con terceros y la posibilidad de que éstos puedan acceder al contenido de esa cuenta e interactuar con su titular en el entorno de la red social en cuestión, quedando fuera de esa finalidad  por tanto cualquier tratamiento distinto, por lo que ha de entenderse prohibida la utilización de las consecuentes imágenes o datos personales para fines ajenos a ese consentimiento prestado a la red social en el momento de la creación del perfil y, sobretodo, que este es un consentimiento no extensible a cualquier tercero con acceso al perfil del interesado.

 

Protección datos redes sociales

 

¿SE RESPETAN LAS REGLAS DEL JUEGO?

 

El golpe de Clearview no es sino la última violación flagrante de nuestra privacidad que, en este caso, creíamos protegida por la política de privacidad y medias de protección al respecto que puedan tener webs como Facebook, LinkedIn, Twitter o Youtube, quienes han visto superadas sus barreras por el software automatizado para extraer fotografías creado por esta compañía.

 

Se trata de fotos y nombres de personas físicas accesibles públicamente, catalogados con un motor de reconocimiento facial sin mediar con el consentimiento de los interesados ni, en general, legitimación alguna para ello.

 

Este, es un fin muy distinto a los propios de participación en redes sociales, que el usuario no asume ni prevé a la hora de aceptar las condiciones de uso. Todos estos tratamientos requerirían, por tanto, el consentimiento expreso del titular.

 

¿QUE PASARÁ CON EL PRIVACY SHIELD?

En EEUU el reportaje ha hecho sonar las alarmas en varias asociaciones para la de defensa de derechos civiles, que creen que este tipo de herramientas podría utilizarse por los gobiernos para identificar, por ejemplo, a personas en una manifestación.

 

Por su parte, el propio gobierno de los Estados Unidos ya anunció pautas regulatorias sobre tecnología de inteligencia artificial. No obstante, el miedo de muchos defensores de la privacidad es que todas estas medidas lleguen tarde, o que ni siquiera lleguen a cumplir con nuestras expectativas.

 

Y es que no olvidemos que todo esto ha sido posible gracias a una sentencia reciente de un juzgado estadounidense en un caso contra la red LinkedIn que ha dejado abierta las puertas a estas prácticas en EEUU.

 

Lo cual, desde el viejo continente, nos hace plantearnos  ¿será este un punto de inflexión en el acuerdo entre Europa y EEUU con su Privacy Shield aun en activo? ¿conseguiremos superar la inseguridad creada por las políticas de libre mercado de este país?

 

El gran reto, por tanto, es conseguir superar la dificultad de establecer la frontera entre un tratamiento lícito y el que no lo es; ser capaces a su vez de detener estos comportamientos casi imposibilidad de perseguir en la actualidad; y, controlar los usos que se puedan hacerse de nuestros datos en internet.

 

Mientras tanto, a día de hoy, a la espera de nuevas medidas capaces de frenar a los gigantes tecnológicos y su relajado entendimiento de la privacidad, proteger nuestra privacidad extremando el control sobre la información que compartimos y concienciarnos de la repercusión que puede tener hacer públicos ciertos datos personales sigue siendo el mejor consejo.

 

 

Para más información o consulta, en Safety Iuris estaremos encantados de ayudarte en el telf. 968 93 19 60 o en el correo electrónico info@safetyiuris.com .

 

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